Tenía que blanquear, me tenían en la mira como a toda persona que tuviera el tupé de protestar, manifestar, leer algún libro de filosofía o arte o cantar alguna canción que tuviera entre su letra la palabra libertad.
Me vinieron a buscar, me llevaron a la rastra, de los pelos, me taparon los ojos. Sentía el ruido de las botas, gemidos, gritos y empezó el interrogatorio, los insultos, los golpes.
Me nombraban despectivamente al "profesorcito Pablito". Nombres y más nombres... Con algunos habíamos compartido manifestaciones, reuniones en el centro de estudiantes, clases, libros, ideas... A otros nunca los había oído nombrar, pero eran "sospechosos" solo por estar en la agenda del profesor.
Me hicieron preguntas mientras uno de ellos me gatillaba en la cabeza.
"Cantá", me dijeron... ¡¡¡Y canté!!!
Muy bueno !!!! Fabi!!!
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